Detenido un abuelo por golpear a su nieto
Leemos en diversos medios escritos de hoy, que un abuelo de 65 años ha sido detenido por golpear a su nieto de seis años. El interfecto fue sorprendido emprendiendola a «fuertes cachetes» con su retoño, cuando los agentes le llamaron la atención, momento en el que el hombre comenzó a pegarle fuertes patadas en el costado, y en otras partes del cuerpo, que hicieron caer de nuevo al niño y le causaron «un gran estado de excitación y llanto». Posteriormente, las fuerzas del orden detuvieron al sujeto evitando que continuara la agresión, mientras éste reclamaba su derecho a continuar con los embites porque «el niño se había portado mal y tenía derecho a hacerlo».
Desde El Pedreru nos congratulamos enfáticamente, de la entrada en vigor de la nueva redacción del artículo 154 del código civil, el que reza «Los tutores ejercerán su cargo de acuerdo con la personalidad de sus pupilos, respetando su integridad física y psicológica», por contraposición a la antigua y lamentable redacción, que dejaba la puerta entreabierta al castigo físico al facultar a los progenitores para corregir «razonable y moderadamente» a sus hijos.
Transcribo literalmente el comentario de un miembro de un foro en el que se está comentando esta noticia, con el que es imposible que estemos más de acuerdo:
«Los cachetes, como cualquier otro castigo, no forman parte de ningún método educativo; son formas de represión. Un niño no aprende nada acerca de sus actos cuando es castigado; quizas intentará evitar repetir la misma acción por miedo y tendrá el resentimiento que le impedirá enfrentarse a las razones que hacen «mala» su acción. Y si algo le queda claro es que la forma de conseguir que los otros hagan lo que uno quiere es el uso de la fuerza»
¡¡¡¡ BASTA YA !!!! de cualquier tipo de humillación o maltrato, sea de la índole que sea, y esté auspiciado por la «autoridad» cualquiera que esta sea.
La represión no sirve de nada en la educación; a excepción por supuesto de para el represor, el que recibe su buena dosis de placer al aplicarla. Amor, comprensión, paciencia y constancia, son los ingredientes secretos para la elaboración de esta complicada receta, que es la del proceso educativo. Eduquémonos en primer lugar a nosotros mismos, y dejemos de justificar nuestros patéticos actos, con afirmaciones tercermundistas del tipo «un cachete o un ñalguetazu a tiempo nunca han hecho mal a nadie» …