In memorian. Stukas – Atrapado. Adios Ordoñez
El piloto de Stukas ha emprendido su último vuelo. En la mañana de ayer, José Ramón Ordóñez Riestra, cantante del grupo decano del rock en Asturias y miembro de la banda desde principios de los años 70, fallecía en su casa de Blimea a consecuencia de la enfermedad degenerativa que le fue diagnosticada hace un año. La última aparición pública del vocalista fue el pasado mes de febrero, en la entrega de los Premios AMAS, en la que se le distinguió con el galardón de honor por su prolongada trayectoria musical.
El rock asturiano está de luto ante la pérdida del carismático músico, auténtico motor de Stukas desde la década de los 80. A finales del año pasado, Ordóñez hizo público un comunicado en el que informaba a sus seguidores que padecía esclerosis lateral amiotrófica. A pesar de lo avanzado del mal, el cantante tenía la intención de seguir componiendo canciones y orientar al resto del grupo desde un segundo plano, y ceder el relevo a los actuales componentes de la banda, ya que, en sus propias palabras, «en Stukas somos todos necesarios, pero nadie imprescindible». Félix Sánchez, bajista del grupo de 1969 a 1987, expresaba ayer desde Cádiz su consternación por el fallecimiento de su compañero y amigo, ya que «aunque sabía que estaba muy mal, no me imaginaba que ‘Monchu’ se nos fuese tan pronto».
Ordóñez fue la voz de la etapa dorada de Stukas. La banda se fundó en 1961 y durante los 60 y 70 fueron un grupo orquestal que igual tocaba pasodobles que versiones de clásicos del blues y el rock o el ‘My sharona’ de The Knack, que muchos oyentes descubrieron gracias a ellos en las verbenas y fiestas de ‘prao’, territorio en el que Stukas se habían convertido en reyes absolutos. Los 80 fueron la etapa en la que la banda amplió su radio de acción, centrándose exclusivamente en tocar ‘rock and roll’ y poniendo una pica en Flandes al grabar el mítico ‘Hazañas bélicas’, uno de los álbumes más vendidos de toda la historia del rock asturiano.
La voz de José Ramón irá siempre unida a las piezas que firmó Carlos Martagón para el repertorio de la banda, caso de ‘Atrapado’, la propia ‘Hazañas bélicas’ o ‘El perdedor’, números contenidos en ese disco y que el tiempo ha convertido en clásicos. Tras grabar varios álbumes más, la formación clásica de Stukas se quebró y Ordóñez quedó al frente del grupo junto al saxofonista Adolfo Altable, fallecido en 1998. Los nuevos miembros del grupo aportaron una sangre fresca de la que Ordóñez se manifestaba «muy orgulloso», grabando otros tres cedés que, sin embargo, no obtuvieron la repercusión comercial de sus primeras grabaciones.