Enigma en una botella
Tres jóvenes encuentran en la playa de Estaño un envase de agua de Malasia, arrastrado por el mar, con un pergamino que suponen escrito en griego con caracteres latinos
Casi responde a un buen guión cinematográfico, pero, lejos de la ficción, sucedió el lunes en la playa de Estaño. A primera hora de la tarde tres gijoneses se encontraron en la arena un mensaje muy característico. Primero, porque llegó en una botella, y, segundo, porque, pese a sus esfuerzos, los tres jóvenes han sido incapaces de averiguar qué dice su contenido.
Alejandro Fuertes, Carlos Cueto-Felgueroso y José Luis Menéndez fueron el lunes, como suele ser habitual, hasta la playa de Estaño para pasar parte de la tarde. «Había muchas cosas en la orilla, tiradas», recuerdan, «hasta una bola de Navidad y una pelota». La marea había arrastrado hasta la orilla mucha suciedad y objetos, pero uno les llamó la atención por encima del resto. «Fue Alejandro el que la vio primero», dice Carlos Cueto-Felgueroso. Era una botella de plástico, de agua, y dentro de ella se distinguía perfectamente un papel enrollado. «Estaba parada, en la orilla y sobre la arena, junto a otras cosas», dice Alejandro Fuertes.
Se acercaron a ella y vieron, perfectamente, que se trataba de un papel, de una especie de documento. Abrieron el tapón, pero era imposible sacar el papel sin romperlo. Así que «con un mechero quemamos la parte de arriba hasta hacer un agujero. Después, con una llave, la rompimos», explican. Fue cuando sacaron el mensaje.
Es una especie de pergamino largo, en un papel muy fino, y con caracteres mecánicos, escrito a ordenador o a máquina. Pero a ellos les resultó difícil descifrar el contenido del mensaje. Los chicos creen que es griego con caracteres latinos. «Muchas palabras parecen que están en ese idioma», aseguran mientras miran el papel una y otra vez. «Pero muchas otras… Son muy raras. Tienen muchas «w» y algunas ni siquiera tienen vocales», explica José Luis Menéndez.
Han probado en internet, a meterse en buscadores y traductores para ver si pueden descifrar algo del mensaje. Pero, de momento, todo ha resultado infructuoso. «Metimos frases y palabras, pero siempre nos da error», matizan. Entre todo el texto encontraron una página web que es «griega» y en la que aparecen fotografías «de barcos y helicópteros», pero tampoco les ha servido para averiguar nada que les conduzca a algún sitio.
La botella en la que llegó el mensaje tampoco ayuda mucho. Es de plástico, de agua, y la dirección que viene marcada es de Malasia. «Tampoco quiere decir mucho porque la botella la puedes comprar en cualquier sitio», apunta Carlos Cueto-Felgueroso. El mensaje tiene una fecha. El 3 de marzo de 2007. «Hace poco más de un mes», analizan. Esto hace un poco complicado que en sólo ese tiempo la botella haya podido llegar a Gijón desde «Grecia o Malasia. De dónde venga da igual. Es poco tiempo», explican los tres jóvenes. Por eso, tampoco descartan que quizás «un barco que haya venido o pasado por aquí la tirara cerca de la costa». «Hombre, tiempo en el agua llevaba porque olía mucho a mar», dice José Luis Menéndez.
Están intrigados y sienten curiosidad por saber qué cuenta el mensaje. Han pensado en todo; una broma, una historia, una cadena, algo que, a lo mejor, no tiene ningún sentido. Incluso «alguna información confidencial», dicen, como broma, entre carcajadas.
Lo cierto es que seguirán buscando, aunque posibilidades no hay muchas. «Encontrar un traductor de griego, por si estuviera escrito en ese idioma», dicen, también es una opción. De momento, seguirán buscando, intentando averiguar algo. «Más que nada, por curiosidad, porque después de todo…». Aunque reconocen que, si es una cadena y tuvieran que contestar, eso ya se lo pensarían…
11/03/2007 La Nueva España